Coronilla de San
Miguel Arcángel
ACTO DE CONTRICIÓN Y
SUPLICA
Dios mío, me arrepiento de haberte ofendido
porque eres infinitamente bueno y amable; y propongo firmemente, mediante tu
Santa Gracia, no volver a ofenderte más, aún a costa de la vida. Señor por
Tu infinito poder y virtud, y por los meritos de la pasión y muerte de Tu
glorioso Hijo, te suplico tener limpio el corazón y la lengua dominada y hacer
obras que te agraden. Amen
Se empieza la corona rezando en la medalla,
la siguiente invocación:
V. ¡Dios mío, ¡ven en mi auxilio!
R. Señor, apresúrate a socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo
R. Como era en un principio ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
Primera Salutación
Dios mio Por la intercesión de San
Miguel Arcángel y el Coro Celestial de los Serafines, que Dios nuestro Señor
prepare nuestras almas; y así recibir dignamente en nuestro corazones, el fuego
de la caridad perfecta. Amén
V. San Miguel Arcángel defiéndenos en
la lucha.
R. Para que no perezcamos en el
tremendo juicio de Dios.
1 Padre Nuestro.
3 Ave María.
Segunda Salutación
Dios mío Por la intercesión de San
Miguel Arcángel y el Coro Celestial de los Querubines, que Dios nuestro Señor
nos conceda la gracia de abandonar los caminos del pecado, y seguir el camino
de la perfección cristiana. Amén
V. San Miguel Arcángel defiéndenos en
la lucha.
R. Para que no perezcamos en el
tremendo juicio de Dios.
1 Padre Nuestro.
3 Ave María.
Tercera Salutación
Dios mío Por la intercesión de San
Miguel Arcángel y el Coro Celestial de los Tronos, que Dios nuestro Señor
derrame en nuestros corazones, el verdadero y sincero espíritu de humildad.
Amén
V. San Miguel Arcángel defiéndenos en
la lucha.
R. Para que no perezcamos en el
tremendo juicio de Dios.
1 Padre Nuestro.
3 Ave María.
Cuarta Salutación
Dios mío Por la intercesión de San
Miguel Arcángel y el Coro Celestial de las Dominaciones, que Dios nuestro Señor
nos conceda la gracia de controlar nuestros sentidos y así dominar nuestras
pasiones. Amén
V. San Miguel Arcángel defiéndenos en
la lucha.
R. Para que no perezcamos en el
tremendo juicio de Dios.
1 Padre Nuestro.
3 Ave María.
Quinta Salutación
Dios mío Por la intercesión de San
Miguel Arcángel y el Coro Celestial de las Potestades, que Dios nuestro Señor
proteja nuestras almas contra las asechanzas del demonio. Amén
V. San Miguel Arcángel defiéndenos en
la lucha.
R. Para que no perezcamos en el
tremendo juicio de Dios.
1 Padre Nuestro.
3 Ave María.
Sexta Salutación
Dios mío Por la intercesión de San
Miguel Arcángel y el Coro Celestial de las Virtudes, que Dios nuestro Señor nos
conserve de todo mal y no nos deje caer en la tentación. Amén.
V. San Miguel Arcángel defiéndenos en
la lucha.
R. Para que no perezcamos en el
tremendo juicio de Dios.
1 Padre Nuestro.
3 Ave María.
Séptima Salutación
Dios mio Por la intercesión de San
Miguel Arcángel y el Coro Celestial de los Principados, que Dios nuestro Señor
se digne llenar nuestras almas con el verdadero espíritu de obediencia. Amén
V. San Miguel Arcángel defiéndenos en
la lucha.
R. Para que no perezcamos en el tremendo juicio de
Dios.
1 Padre Nuestro
3 Ave María
Octava Salutación
Dios mío Por la intercesión de San
Miguel Arcángel y el Coro Celestial de los Arcángeles, que Dios nuestro Señor
nos conceda la gracia de la perseverancia final en la fe y en las buenas obras;
y así nos lleve a la gloria del Paraíso. Amén
V. San Miguel Arcángel defiéndenos en
la lucha.
R. Para que no perezcamos en el
tremendo juicio de Dios.
1 Padre Nuestro.
3 Ave María.
Novena Salutación
Por la intercesión de San Miguel
Arcángel y el Coro Celestial de los Ángeles, que Dios nuestro Señor nos conceda
la gracia de ser protegidos por ellos, durante esta vida mortal y que nos guíen
a la gloria eterna. Amén
V. San Miguel Arcángel defiéndenos en
la lucha.
R. Para que no perezcamos en el
tremendo juicio de Dios.
1 Padre Nuestro.
3 Ave María.
En seguida se rezan cuatro Padres
Nuestros:
*El primero en honor a San Miguel
Arcángel;
*El segundo a San Gabriel Arcángel;
*El tercero a San Rafael Arcángel;
* Y el cuarto a nuestro Ángel Custodio.
Antífona
Oh glorioso Príncipe San Miguel, jefe
principal de la milicia celestial, guardián fidelísimo de las almas, vencedor
eficaz de los espíritus rebeldes, fiel servidor en el palacio del rey Divino,
sois nuestro admirable guía y conductor. Vos que brilláis con excelente
resplandor y con virtud sobrehumana, libradnos de todo mal. Con plena confianza
recurrimos a Vos. Asistidnos con vuestra afable protección, para que seamos más
y más fieles al servicio de Dios todos los días de nuestra vida.
V. Rogad por nosotros, Oh glorioso San
Miguel, Príncipe de la Iglesia de Jesucristo.
R. Para que seamos dignos de alcanzar
sus promesas.
Oración
Omnipotente y Eterno Dios, Os adoramos
y bendecimos. En vuestra maravillosa bondad, y con el misericordioso deseo de
salvar las almas del género humano, habéis escogido al glorioso Arcángel San
Miguel como príncipe de vuestra Iglesia.
Humildemente os suplicamos, Padre
Celestial, que nos libréis de nuestros enemigos. En la hora de la muerte, no permitáis
que ningún espíritu maligno se nos acerque, para perjudicar nuestras almas. Oh
Dios y Señor nuestro, guiadnos por medio de este mismo Arcángel. Enviadle que
nos conduzca a la presencia de vuestra Excelsa y Divina Majestad. Os lo pedimos
por los méritos de Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
CONSAGRACIÓN A SAN
MIGUEL ARCÁNGEL
Oh nobilísimo Príncipe de la jerarquía
Angélica, valeroso guerrero del Altísimo, celoso defensor de la gloria del
Señor, terror de los espíritus rebeldes, amor y delicia de todos los Ángeles
justos, mi queridísimo Arcángel San Miguel, deseando formar parte del número de
tus devotos y siervos, hoy a ti me consagro, me ofrezco y me entrego.
Coloco mi persona, mi trabajo, mi
familia y todo lo que me pertenece bajo tu poderosísima protección. Es pequeño
el ofrecimiento de mi servicio, siendo yo un miserable pecador, no obstante
aceptas generosamente el ofrecimiento de mi corazón. Acuérdate que de hoy en
adelante estoy bajo tu amparo y debes asistirme durante toda mi vida. Alcánzame
el perdón para mis numerosos y graves pecados; la gracia de amar a Dios con todo
mi corazón a mi muy querido Salvador Jesucristo, a mi Madre Santísima y a todos
los hombres, mis hermanos, amados por el Padre y redimidos por el Hijo. Obtenme
los auxilios que me hacen falta para alcanzar la corona de la eterna gloria.
Defiéndeme de los enemigos del alma,
especialmente en la hora de la muerte. Oh Príncipe gloriosísimo, ven a
asistirme en la última lucha, arroja lejos de mí y precipita en los abismos del
Infierno al ángel soberbio y prevaricador que un día postraste en combate en el
Cielo. En esa hora, San Miguel Arcángel, condúceme ante el trono de Dios para
cantar contigo y con todos los Ángeles la alabanza, honor y gloria de Aquel que
reina por todos los siglos. Amén.
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